La paradoja de estar presentes y no avanzar.

Mujeres en el Sector salud, 5 años después.

En los pasillos de los hospitales, en los centros de atención primaria, en la investigación médica, las mujeres están. Y están en masa. En Estados Unidos, por ejemplo, el 88 % del personal de enfermería son mujeres. A simple vista, parecería que el sector salud ha sido un modelo de representación femenina. Pero, como suele pasar, la historia cambia cuando levantamos la vista hacia los despachos de dirección.

📊 Los datos no mienten, pero tampoco cuentan toda la historia

Entre 2020 y 2024, la representación de mujeres en el sector sanitario no ha mejorado sustancialmente. En puestos de entrada, siguen siendo mayoría aplastante. Pero a medida que se asciende en la jerarquía, la proporción cae en picado: solo alrededor de un tercio de los puestos de la C-suite están ocupados por mujeres. Y el descenso más acusado ocurre justo antes de llegar a los niveles más altos, entre directora/senior manager y vicepresidenta.

No se trata solo de estar. Se trata de poder avanzar.

🧱 La “escalera rota” y la fuga silenciosa

Hay una expresión que se repite en el informe: the broken rung —el peldaño roto. Es ese primer gran salto profesional que muchas mujeres no logran dar. Y cuando no se puede subir desde ahí, todo lo que está arriba se vuelve inalcanzable.

El problema es más agudo para las mujeres racializadas. Aunque hay leves mejoras en la presencia en niveles altos, la caída desde la entrada hasta la alta dirección sigue siendo dramática.

Y si subir es difícil, quedarse también lo es: las tasas de abandono (voluntario o no) han aumentado especialmente en los niveles de vicepresidencia. Las razones no siempre se recogen en una celda de Excel, pero muchas apuntan en la misma dirección: cansancio, falta de apoyo, y entornos donde el esfuerzo no siempre se traduce en reconocimiento.

🔍 ¿Qué está fallando?

El informe señala varios factores:

  • Las promociones no han mejorado. Se asciende poco y con cuentagotas.
  • La contratación externa de mujeres no compensa los vacíos que se generan.
  • La flexibilidad, aunque prometedora, aún no es la norma.
  • Y lo más preocupante: el riesgo de retroceso es real. Sin medidas claras, sostenidas y valientes, lo ganado puede perderse.

💡 Entonces, ¿qué se puede hacer?

McKinsey propone acciones sencillas, pero nada fáciles:

  • Invertir en las mujeres que ya están dentro: programas de desarrollo, mentoring y seguimiento de carreras reales.
  • Revisar los procesos de promoción y evaluación: eliminar sesgos, visibilizar logros, ajustar el sistema.
  • Implementar políticas de trabajo flexible y liderazgo consciente: porque la flexibilidad no debería costar visibilidad.
  • Seguir midiendo con datos y actuando con intención.

🧭 Reflexión final

Los datos dicen que las mujeres en salud están estancadas. Pero la palabra estancamiento no refleja del todo la tensión de fondo. No es que no haya movimiento: es que hay empuje, pero el sistema no cede.

Y como en toda bitácora, lo que se registra hoy servirá para no repetir errores mañana.
Porque tener mujeres en las bases del sistema no basta. Lo justo, lo estratégico y lo urgente es que también estén tomando decisiones en la cima.


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